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EL QUE PARECÍA INICIO DEL RESURGIMIENTO

tifo ave fenix
 
"CUAL AVE FENIX RESURGIREMOS DE NUESTRAS CENIZAS" rezaba el tifo de Symmachiarii en el fondo Norte

            El 25 de junio de 2005 se certificaba el ascenso a 2ª división "B" tras dos años por los barrizales de la 3ª división y de haber visto muy de cerca la desaparición de la entidad. La temporada 2004/05 había resultado muy dura, si no por una competición en la que se logró el campeonato con cierta comodidad, sí por lo que suponía repetir experiencia en la categoría tras el triste enfrentamiento con el Arteixo de la campaña anterior, experiencia que se había temido repetir en la primera eliminatoria frente a otro equipo gallego, el Coruxo, a quien se eliminó por un justo resultado global de 1-0 y que mantuvo vivos los fantasmas del pasado hasta que el colegiado dio por concluído el último encuentro.

            La celebración superó todas las expectativas. Y es que no se festejaba el cambio a una categoría que todavía quedaba muy alejada de la que le correspondía a la entidad. Además, aquella noche, el partido final que se iba a disputar frente al R. Ávila carecía casi de relevancia en cuanto al resultado de la eliminatoria que estaba en disputa por cuanto el 1-5 del partido de ida había dejado sentenciado qué equipo cambiaría de categoría. Se festejaba el inicio del resurgir de un equipo que había dado un ejemplo en múltiples ámbitos, hasta el punto de merecer ser protagonista de un profundo estudio sociológico que explicase el movimiento social de rebelión surgido ante la situación económica caótica a la que le condujeron sus dirigentes, ante el poder político que coartó de cuajo la posibilidad de que las fuerzas vivas de la ciudad acudiesen en su auxilio (un alcalde puso todo su empeño para lograr la desaparición del club para cobrarse un trofeo en lo que era una guerra política y personal, sin importarle todo lo que se llevaba por delante, para obtener el fin que buscaba), ante la actitud de unos supuestos profesionales que incumplieron hasta con las reglas básicas que respeta cualquier mercenario, y hasta ante un amplio sector de los medios de comunicación, que antepusieron intereses de todo tipo a la debida deontología profesional, todo ello unido a una desgracia contumaz en momentos claves. Pero se había podido con todo y con todos.

            En aquella memorable jornada, los más de 25.000 espectadores que acudieron al estadio Carlos Tartiere, más que a presenciar un encuentro de fútbol cuyo resultado final de 2-0 fue lo de menos, protagonizaron una celebración que continuó la iniciada en Ávila una semana antes, que dió la vuelta al pais en todos los informativos y que incluso transcendió las fronteras. Y es que, si bien se inició antes del encuentro, continuó durante el mismo y se prolongó en el propio estadio tras el pitido final, siguió durante toda la noche por toda la ciudad, representándose una situación tan peculiar y simbólica como fue la toma pacífica de la casa consistorial para compartir desde allí en una plaza abarrotada de gente una felicidad en la que se tomó la sabia decisión de dejar de lado cualquier representación política. Habría resultado una falta de respeto hacia los protagonistas de la proeza de revivir a la entidad que interviniesen en la fiesta quienes más hicieron para que todo aquello nunca pudiese haber tenido lugar.

 
Ávila
tifo
 
la fiesta comenzó en Ávila con el 1-5 (19/06/2005)
el Tartiere fue una fiesta el 25 de junio de 2005
 

            La comitiva que recorrió la ciudad hacia un destino tan simbólico (quizás había sido el primer edil creador del equipo usurpador que había de sustituir al Real Oviedo, bautizado como "engendro"—, el enemigo más poderoso de los muchos a los que se había enfrentado el oviedismo) fue una desbordante riada de ilusión y alegría.

            Tanto tiempo sin nada que celebrar hizo que se superasen todas las previsiones y, en medio de un exquisito comportamiento (muestra de que las interesadas acusaciones de violencia vertidas sobre la afición azul eran totalmente infundadas) se diese rienda suelta a todo el sentimiento que se había ido acumulando durante cuatro largas temporadas en las que todo habían sido desgraciados sucesos. Era algo más que merecido.

 
fin del partido
camión
 
aspecto del terreno de juego a la conclusión del encuentro
la expedición recorriendo en camión la ciudad
 
ayto.
balcón municipal
pirotecnia
 
el balcón del ayuntamiento
la plantilla asomada al balcón
fin de fiesta pirotécnico
 
plaza del ayto.
fiesta en la plaza
 
la plaza del ayuntamiento se tiñó de azul
la plaza, abarrotada en plena madrugada
 

            Por desgracia, como dice la sabiduría popular, la alegría dura poco en casa del pobre, y la peculiar sentencia que se había conocido pocos días antes que arrebataba a Manuel Lafuente la titularidad del principal paquete accionarial de la sociedad, que volvía a manos del máximo responsable de la penosa situación financiera que había puesto al Real Oviedo al borde de la desaparición, Celso González, iba a suponer que la alegría y la esperanza de una reconducción total en el devenir del club se derrumbase totalmente. Y es que se había logrado, por fin y con el apoyo hasta del Ayuntamiento—, un consenso para aplicar un plan basado en una "operación acordeón" y otras medidas que permitiesen diversificar el mapa accionarial, para que no fuese posible repetir la situación padecida.

            Esta vez Celso González utilizaría las figuras de dos personajes llamados José Ángel García y Fernando Pantoja (aunque éste no pasaría de ser un mero nombre) para realizar el trabajo sucio. Y es que, como era su costumbre, él se mantendría en un oscuro segundo plano, manejando los hilos. Tras varios intentos (las negativas recibidas a un ofrecimiento tan envenenado se sucedieron, pues la afición rechazaba cualquier nombre sabiendo que no sería más que una pantalla tras la que guarecer al máximo accionista y sus hombres), a la desesperada, el antiguo jugador y gerente del club Juan Mesa aceptó el ofrecimiento y accedió a una presidencia más honorífica que nunca, convirtiéndose en la cara visible del grupo que volvía, sin respetar los deseos de una afición que había jugado el principal papel de lo que había sido una milagrosa recuperación.

            Tras la tormentosa junta de accionistas en la que tomaron posesión de sus cargos, el oviedismo volvía a tener que bajar al campo de batalla para defender un sentimiento que ya había demostrado ser lo suficientemente fuerte como para cometer la osadía de luchar contra la fuerza del capital en una S.A.D., con esperanza de triunfar.

            A los lemas y gritos de guerra nacidos en la lucha de los años anteriores de "YO NO ABANDONÉ AL R. OVIEDO EN 3ª DIVISIÓN"; "VOLVEREMOS", "SÓLO HAY UN OVIEDO" o "GABINO JODETE", habría que añadir el de "CONSEJO DIMISIÓN".

            Una pretemporada más que se iniciaba sin que el tema deportivo fuese el principal asunto de preocupación. Al menos, aquella noche había resultado inolvidable.

 
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