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ANTON FIBVER Y LA CANTERA

Fibver
juveniles 1928
 
Anton Fibver
jugadores del R. Oviedo con juveniles (año 1928)
DE PIE: Caramelero, "Chuché", Canela, "Trucha", "Calichi", Óscar, Tamargo, Abdón, Urrutia, "Avilesu", Polón
AGACHADOS: Miranda, "Chanín", Mieres, Barril, Mariscal, Alfonso
TUMBADO (en primer plano): "Antón"

            La llegada como entrenador al Real Oviedo del checoslovaco Anton Fibver en 1928 supuso el inicio de la labor de cantera en el club. Como buen checo, una de sus obsesiones era la música clásica (era un gran admirador de sus compatriotas Dvorak y Smetana). La otra, el fútbol y sobre todo, la labor de cantera, el fútbol juvenil.

            Era el tercer entrenador de la historia azul, tras el paso de los ingleses Pentland y Burton (este había tenido una triste salida del club después de una abultada derrota en un encuentro amistoso y un incidente por su afición a la bebida: en compañía de algún jugador como ZABALA, había estado de fiesta antes y después del partido) y llegaba a Oviedo tras haber entrenado en España al Valencia y al Elche donde, como anécdota, cabe decir que fue el responsable de la introducción de una franja horizontal verde en una indumentaria que era totalmente blanca desde la fundación del club ilicitano.

            Estuvo menos de un año bajo la disciplina del conjunto azul (del 10 de agosto de 1928 hasta el 30 de mayo de 1929), pero fue más que suficiente para dejar una importante huella.

            Su concepto se basaba en la cantera, en que desde muy pronto, los niños aprendiesen a jugar. La técnica era imprescindible para él. Creó diversas escalas o secciones, según edades, y puso anuncios en la prensa local invitando a los niños a presentarse en Teatinos para integrarse en ellas. La llamada tuvo una gran respuesta y fueron muchos los que acudieron desde Santo Domingo, los Salesianos o las escuelas primarias a recibir las enseñanzas del checo que, pacientemente, les hacía pruebas para ver las cualidades más sobresalientes de cada uno.

            En el juvenil del Real Oviedo se integraron algunos de los jugadores que se habían forjado en el infantil del Deportivo de Oviedo, su tercer equipo, el Club Zabala al que Fibver impulsó ya como infantil del Real Oviedo tras la fusión. El Club Zabala había nacido en honor del irunés José Luis ZABALA, que era considerado una auténtica figura en el fútbol nacional de la época. De estos equipos surgieron algunos jugadores que triunfarían, en mayor o menor medida ya algún año después, como «ANTÓN».

            «CHANÍN» fue el primer fruto directo de esta labor que tuvo visibilidad, al debutar con sólo 16 años en la eliminatoria de 1/4 de final de Copa que disputó el Real Oviedo frente al Español en mayo de 1930.

            Su legado permitiría que llegasen al club jóvenes promesas, como el caso de un joven del Juvencia de Trubia conocido como «EMILÍN», a quien su sucesor en el banquillo, el irlandés Patricio O'Connell, pese a no contar en demasía con él, acertaría de pleno colocándole como extremo (al principio, en algún partido amistoso en alguna fiesta patronal del verano asturiano, actuaba como defensa izquierda). «EMILÍN» firmaría contrato profesional el 14 de octubre de 1930 pasando a percibir 150 ptas. mensuales, si bien no explotó como futbolista convirtiéndose en figura, hasta que los azules alcanzaron la 1ª división y llegó Emilio Sampere al banquillo,.

            Pese a ganar el campeonato regional, los resultados del Real Oviedo en ese primer campeonato liguero de la historia (1928/29, en 2ª división) con Fibver al frente del equipo no fueron excesivamente brillantes y no fue renovado. Fichó de nuevo por el Valencia, donde recomendó la contratación de un ZABALA que, tras varios incidentes y sanciones por brotes de indisciplina, había jugado su último encuentro con la camiseta azul el 16 de diciembre de 1928 frente al R. Madrid, en Teatinos, en partido copero (hizo el último gol de un partido que concluyó 2-4). ZABALA ya no era el de sus mejores tiempos y jugaría muy poco con los valencianistas.

            No obstante, pese a su breve paso, Anton Fibver dejó un grato recuerdo tanto en la entidad como en la ciudad. Sentó las bases de lo que debía ser la labor de cantera en un club de fútbol.

 
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